miércoles, 11 de enero de 2012

Un cadáver junto al Bósforo

Sin proponérmelo han sido casi seguidas tres lecturas con Estambul como telón de fondo. A cual más distinta.


Primero fue “Muerte en Estambul” del gran Petros Márkaris (vean aquí el post) en donde paseamos por esa Constantinopla que fue puerta de civilizaciones y culturas.

Por cierto, ¿ya han probado la Empanada de Queso?.



Luego “El beso asesino” de Mehmet Murat Somer.

Con las andanzas de un travesti de noche, informático de día, metido a detective por las circunstancias y que pese lo novedoso de la propuesta el resultado no ha casado con las expectativas y no da ni para un post.



Y por último “Un cadáver junto al Bósforo” de Celil Oker.

Es una trama que implica un posible amaño en el último partido de liga de fútbol de la 3ª división turca, que ha de enfrentar a los dos colistas de la clasificación y con la permanencia en juego. Casi nada.

Se añade además que los presidentes de los dos clubes, antes amigos, hoy suman a su rivalidad deportiva las envidias profesionales y comerciales por ser ambos directores de sendas empresas con proyección en el mundo de la moda y del diseño textil.

El detective contratado por uno de ellos para investigar el asunto, Remzi Ünal, es un antiguo piloto defenestrado que hoy se consuela con vuelos simulados en el ordenador. Es un tipo simpático que se comporta a imagen y semejanza de los tópicos norteamericanos haciendo del cinismo bandera con la facilidad para ello que da la narración en primera persona.

La trama podría haber dado más de si pero el argumento que empieza bien, se embrolla de tal forma que la lectura se vuelve confusa y con ello penaliza el ritmo (bien podría ser culpa de la traducción ya que hay algunas construcciones gramaticales inconexas). Y las explicaciones finales son absolutamente tan convenientes para justificar la resolución del caso que por ese mismo motivo resultan demasiado cogidas por los pelos.

Le falta profundizar un poco más en la psicología de los protagonistas y añadirle un toque costumbrista que le ponga color, olor y sabor al paisaje, a las ropas y a las comidas. Que Estambul da para eso y para mucho más.

Lo positivo es ver como en la zona Mediterránea se puede ir pescando novela negra junto a rojas gambas y que esto no ha hecho más que empezar.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu post Jordi. Contigo, aunque entre líneas, se sabe lo que no hay que leer.
    Gracias por avisar.

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  2. No todo gusta a todo, comentador anónimo

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