martes, 28 de diciembre de 2010

Ahora está claro

Esta mañana el día ha despertado mostrando la escarcha sobre los brotes verdes y los retazos de niebla como bufandas enredadas en las puntas de las ramas. No he sabido interpretar las señales.

Suerte de internet, y de WikiLeaks, me he enterado de todo. Seguro que al mismo tiempo que ustedes, y seguro que, como yo, no salen de su asombro.

Lo sospechabamos; teníamos algunas piezas que encajar pero el dibujo ya se adivinaba claramente y con él la amenaza ha quedado al descubierto. La trama mejor urdida de invasión ha estado a punto de culminar en victoria pero afortunadamente no ha sido así y todavía somos libres; la esclavitud a la que hubieramos sucumbido no ha podido encadenarnos y con ello se han venido abajo los esfuerzos de varias generaciones que como un solo ser se han venido volcando en un solo objetivo: conquistar el mundo.

Efectivamente WikiLeaks los ha desenmascarado, no nos extraña que no sean gratos, y ha puesto sobre papel los escalofríantes planes con sus fases y sus hitos ya cumplidos y prometen continuar la publicación con el libro de ruta de lo que todavía está por materializarse y que por suerte ya no se podrá llevar a cabo.

Al parecer todo empezó con la irrupción en nuestras televisiones de Pipi Langstrum, niña rebelde huérfana de madre y con un padre pirata siempre ausente, que jugaba en su villa Kunterbunt con Tommy, Anika, el caballo Pequeño Tío y el mono Señor Nilssonn.

Fue la cabeza de playa, camuflada perfectamente en la inocencia infantil. Toda una generación abducida por la red nórdica de forma y manera que parecía que veían la serie a voluntad cuando en realidad esta ya no les pertenecía. 

Y para adolescentes y mayores estaban Bjorn Borg primero, y Stefan Edberg después para atrapar en su vaivén hipnótico a golpes de raqueta la atención de los escepticos ante series demasiado imaginativas.

Borg con su melena rubia y su cinta al pelo provocaba suspiros entre hijas y madres, acallados por el shhhhiiii! de los hijos y padres que querían seguir los desenlaces de los partidos de Copa Davis. Era la viva encarnación del díos del trueno, aunque esto tuviera distinto significado según el sexo de quien lo contemplara.

La operación ABBA había de ser la culminación para procurar mantener a los ya iniciados y captar nuevos adeptos de distintas edades y condiciones sociales, y hay que reconocer que fue un éxito de estrategia  que logró plenamente su objetivo sin bajas ni daños colaterales.

Los nombres de Anni-Frid Lyngstad, Benny Andersson, Bjorn Ulvaeus y Agnetha Faltskog, eran para ir educando nuestro oído a la nueva fonética que iba a venir.

¡Mamma Mía! que ingenuos fuímos.

Después de ABBA, IKEA y pronto los hogares se llenaron de madera nórdica quien sabe si al hacerlo no se dió entrada a microprocesadores o micromicrófonos que han estado enviando información del quehacer doméstico para ajustar el plan milimetricamente.


Y luego el desembarco perfectamente programado de los primeros escritores para convertirse ahora ya en una marea interrobang incontrolable que en estos momentos nos estaría anulando y convirtiendo en Nexus III o en cualquier otro androide de consumo programado.

Hoy 28 de diciembre se ha puesto todo en boca popular. Hoy hemos aprendido que la inocencia tiene sus riesgos.

Y el hecho que junto con el periódico me haya comprado un libro de Camilla Lackberg, no tiene ningún significado oculto ni visos de traición. Pero no olviden que toda precaución es poca.








jueves, 23 de diciembre de 2010

Kyle Hyde

Las aventuras gráficas siempre han tenido más mercado en los usuarios de PC generalmente más adulto que en los usuarios de consolas, tradicionalmente un sector más infantil y más dado a juegos de acción-reacción instantánea.

Por eso la aparición totalmente en castellano de Hotel Dusk: Room 215 para Nintendo DS, en 2007 de puro género interrobang sigue siendo una agradable sorpresa.

Estamos ante una aventura gráfica con toques de cómic y de novela negra que atrapa desde el primer momento en que cargamos el juego, ya que su argumento presenta una historia inquietante que se desenvuelve dentro de una atmósfera de misterio, punteada por unos personajes bien definidos psicológicamente y con una evolución que va ganando en emoción para cautivar al jugador.

En el juego somos Kyle Hyde, un ex-policía que deviene en vendedor a domicilio en su búsqueda de Bradley, otro ex, que traicionó a sus compañeros. A partir de aquí imagínense el desarrollo propio de una aventura gráfica. Y solo una advertencia: elijan bien los diálogos ya que tanto el personal del hotel como los otros huéspedes son muy susceptibles y a la mínima nos vemos rechazados.

No es país para niños frenéticos, si para viejos, adultos y adolescentes pausados. Da para bastantes horas de juego lento, detectivesco, de análisis de minúsculos detalles y de coordinación de movimientos con o sin objetos previa deducción lógica. Es como un libro interactivo que además tiene movimiento y música.

La historia de serie negra está bien dibujada y el juego está cuidado casi al detalle: el nivel gráfico es aceptable, las conversaciones responden a un buen guión, los ruidos de ambiente resultan creíbles y la banda sonora es para escucharla placenteramente, nada que ver con la seudo musiquilla repetitiva de los arcade.

Y tiene la ventaja de portabilidad que ofrece la consola. Ideal para esperas involuntarias en aeropuertos. Además les saldrá muy barato: los juegos antiguos tienden a estar en estanterías de saldos.

Y si hablamos de Hotel Dusk es porque acaba de salir su esperada secuela: Last Window: el secreto de Cape West que no sorprenderá a los que ya fueron Kyle Hyde pues el juego presenta similar factura, mejorando, eso si, todo lo mejorable, primero porque técnicamente los tres años transcurridos equivalen, en este tema, a tres lustros y segundo porque la jugabilidad ha mejorado en la interacción con los objetos y en los diálogos, aparte de incorporar gadgets de ayuda.

La trama está más tramada y los personajes, ¡más de 20! son complejos con una personalidad que los vuelve creíbles, lo que facilita que sustenten una historia construida a partir de relaciones entrelazadas en donde no faltan tópicos ni tampoco apuestas arriesgadas con giros novedosos.

Seguimos estando ante una buena historia de serie negra: ha transcurrido un año desde la aventura del Hotel Dusk y ahora Kyle se debe enfrentar al desasosegante caso de aclarar el antiguo asesinato de su padre y desvelar aspectos oscuros de su pasado familiar, ya que todo esto parece tener relación con un caso del presente, de turbia venta de inmuebles. Sin olvidar que habrá que localizar “La estrella roja”. ¿Es o no es un buen arranque?.

La atmósfera que se respira en los apartamentos es más inquietante y opresiva si cabe que la que transmitían los pasillos y habitaciones del Dusk; Kyle se muestra más perdido y frágil que nunca porque el caso le toca más de cerca y su carácter, solitario de por sí, se vuelve más meditabundo y escéptico.

Es un detective de serie negra al uso, con el que simpatizamos inmediatamente y dejamos de lado nuestra personalidad para meternos en su piel y empezar a jugar conscientes de que solo descubriendo la trama aportaremos un poco de sosiego a su existencia. Y es que esta es la
ventaja de la interactividad del juego frente la pasividad de la lectura, que jugando, jugando, tomamos decisiones y emprendemos acciones que nos hacen sentir, por un momento, que somos verdaderos detectives.

No necesitan el primer juego, si quieren pueden optar directamente por éste. Cualquiera de los dos tienen asegurada la misma atracción fatal que una buena novela de género interrobang, ¡incluso la consola hay que ponerla en vertical como si fuera un libro!.

Es un buen regalo para estas fiestas. No hay posibilidad de pinchar en hueso. Creánme.



sábado, 18 de diciembre de 2010

Un cadáver a los postres: Navidad en familia

Quien más quien menos se prepara mentalmente para afrontar las festivas comidas y cenas de estas fechas navideñas; esos festines que inseminan la mente con pensamientos obscenos como que alguno de los comensales se podría morir un poquito, eso si, con todo el cariño y sin mala intención.

Está feo alimentar estos bajos instintos, más que nada porque la frustración de su incumplimiento no compensa el buen rato soñado, y combinados con turrón pueden llegar a indigestar.

Por eso más vale tomárselo por el lado bueno. Y les recomiendo que se sienten a la mesa con la familia de género interrobang, no con la propia no con la política, y disfruten de cada uno de sus gags, de cada palabra del guión, de cada elemento de decoración y mobiliario del comedor, de la cocina y de cada una de las habitaciones, del preciso vestuario, de los efectos sonoros y de la caprichosa climatología que regala la particular película:
Un cadáver a los postres” (Murder by death).

No siempre se tiene la suerte de compartir una mesa bien dispuesta con la flor y nata de los/las cinco detectives más chic, más brillantes y caricaturizantes del universo interrobang del momento, a saber: Sam Spade, Nick Charles (ambos de Dashiell Hammet), Hércules Poirot, Jane Marple, (ambos de Agatha Christie) y Charlie Chan (Earl Derr Biggers); claro que en la película son, respectivamente,: Sam Diamond*, Dick Charleston, Milo Perrier, Jessica Marbles y Sidney Wang.

Un cadáver a los postres nace, del dramaturgo Neil Simon, con la idea de ridiculizar los infalibles métodos de los inefables detectives de ficción más conocidos, parodiándolos en una mélange de sus propios argumentos, sus manías y sus tópicos. Finalmente acaba resultando una ingeniosa y brillante reflexión sobre el género y deviene un rendido homenaje que la ha convertido en película de culto.

El inicio, una invitación a resolver un asesinato en un lóbrego y aislado caserón ya da una idea de que se van a suceder situaciones tópicas de género pero cuando entra en acción el mayordomo ciego las situaciones giran a hilarantes, surrealistas, del más puro absurdo y lanzan la película por una serie de pistas llenas de despropósitos que no tienen lógica ni sentido alguno.

Los diálogos son rápidos y brillantes, los juegos de palabras inteligentes, los constantes guiños y las referencias cinematográficas son tan sutiles que si no se lee al respecto o se ve la película varias veces solo pillamos una parte. Como ejemplo, el grito que sirve de timbre de la puerta es el proferido por Fay Wray en el King Kong en blanco y negro. ¿Es o no es sutil el guiño?.

Los actores y actrices están impagables y aunque Alec Guinnes sobresale y de que manera, hay que agradecer a Peter Falk, David Niven, Elsa Lanchester, Truman Capote, Maggie Smith, Peter Sellers y el resto, que se avinieran a una interpretación colectiva sin dívinos protagonistas y se prestaran a ser ridiculizados al desnudar los puntos más débiles y tics de sus personajes y de sus alter ego de otros films.

Una inmejorable cena en familia. Den la receta a su entorno, se lo agradecerán.
*Spade y Diamond son, respectivamente picas y diamantes en la baraja francesa, de ahí la analogía al buscar apellido.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Interrobang BookCrossing

Si les dijera que desde que libero libros mi vida ha cambiado, sonaría a secta y no me creerían, por tanto no lo voy a decir, de momento. Cada cual con lo suyo, los hay que liberan enanitos de jardín, en el bosque y estan cuerdos.

Pero si les voy a pedir que lo prueben, que entren en http://www.bookcrossing.com,

• Dense de alta, e-mail y contraseña y perfil opcional
• A continuación cojan el libro que deseen dejar en libertad (no se preocupen hay gustos para todo) y entren el título y el autor en la página de registro
• Ahora Bookcrossing les devolverá un número identificador único para ese libro.
• Escríbanlo en la cubierta, en la solapa, en páginas interiores, en una etiqueta y péguenla e indiquen que se trata de un libro libre.

Y ahora lo mejor: el momento de liberarlo. Es una sensación como de hacer algo prohibido que en lugar de culpa genera satisfacción.

Es un instante flash. Y además la primera vez nunca se olvida.

Pueden liberarlo en un café, en una granja, en la sala de espera del dentista, en un tren, en la mesilla de noche de un hotel, envuelto en plástico por si llueve y ocultado en la oquedad de uno de esos enormes árboles que hay por las ciudades y que en otoño alfombran las aceras de hojas marrones y crujientes, en fin en cualquier lugar que se les antoje, pero con disimulo para evitar que nadie diga aquello de “¡eh, que se olvida el libro!.

Y si lo dejan en un lugar público y se apostan a vigilar, viene la segunda disfrutada: el acto de voyeurismo que supone ver como el libro es cazado. Y por quien. Y como. Y si hay tiempo, ¿porque no?, seguir al cazador.

Y disfruten cuando reciban noticias del periplo del libro quien sabe de cuantos lectores, en que país o en cual continente.
Hagan la prueba, elijan cualquiera de estas fechas cercanas antes de que acabe el año y liberen una novela interrobang. Y cuenten en comentarios como les ha ido su primera vez.

Predico con el ejemplo:
el lunes 20 de diciembre sobre las 19:00 liberaré "Muerte entre poetas" de Ángela Vallvey, en el McDonal's de la estación de Sants de Barcelona.

Liberar un libro es sembrar semillas de nuevos lectores.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Detective

Terrible dilema: ¿estamos ante un cómic con cuadros deconstruidos en viñetas?, ¿estamos ante una exposición de cuadros presentada como viñetas de un cómic?, ¿el cómic es la historia y el cuadro el sujeto?, ¿es el cuadro la historia y el cómic el medio?, ¿es el crimen el lenguaje?.

Todas las interpretaciones de la realidad son verdaderas porque todas son falsas.

Un día http://hernandezlandazabal.blogspot.com/, pintor entre otras artes, le dijo a su amigo http://www.antonioaltarriba.com/, escritor entre otros menesteres, algo que debió sonar como: tengo un montón de cadáveres y necesito una explicación coherente que lo justifique, ayúdame a darle una apariencia normal; o tal vez fue más bien como: tengo un montón de pruebas de asesinato vamos a cometer un crimen.

Por suerte Altarriba no solo no se negó sino que le puso ganas y hoy tenemos en nuestras manos una obra original, única, arriesgada, rompedora, inclasificable y del más puro genero interrobang suma de unos cuadros excepcionales y de un guión a medida. Por primera vez se debe haber hecho un traje y luego retocar al sujeto para que encaje como un guante.

¿Pero en este caso, cómo se pinta un cuadro y después se le añade el soporte de tela, tablex o lino?. Parece imposible sostener pintura en el aire, pero este cómic es la constatación. Y recuerden que una vez eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, ha de ser la verdad.

Y la verdad se llama Detective, un cuadro/cómic o un cómic/cuadro. Ejecutado a medias entre Landazal y Altarriba, prologado por Andreu Martin y editado por Ikusager con un mimo exquisito a sus autores y sus indicaciones: grosor del papel, color distinto para cada caso, puzzle a pie de página en lugar de número; y estrenando la colección Quasimodo. Aquí si que de nuevo hay interpretación: el jorobado perfecto.

La edición fue de corta tirada aunque su recorrido sea largo y por eso puede que ya no se encuentre en ninguna librería ni comiquería, pero el señor Google les dará pistas donde encontrarlo y conseguirlo como fin de una investigación es ¡doble placer!

Y cuando lo tengan disfruten un rato de su cubierta que muestra un cuadro asesinado de un balazo (por eso la sangre es pintura), denle la vuelta y y vean por donde salió la bala y comprueben que efectivamente es un cuadro y no un cómic por el papel de estraza que se utiliza en la encuadernación, por el sello del encuadernador y por que aún está puesta la hembrilla.

Y después ábranlo para conocerlo. El marco del cómic es un cuadro, que contiene cuadros encuadrados en los cuadros que son viñetas. Y el guión es redondo.

Detective es para enamorar a los ojos y seducir las mentes. Es para ver y releer, y rever y volver, volver, volver, a sus páginas otra vez.


Y cuando acaben con él siempre les quedará la duda de si guardarlo en la estantería o colgarlo en la pared.

Post Scriptum: Otro cómic de este genial guionista que es Altarriba es Yo, asesino realizado junto con el dibujante Keko.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cuando llueve, diluvia.

Los que alguna vez hemos sufrido la travesía del desierto estamos ahora a punto de perecer ahogados, tal es la avalancha de títulos que hace algún tiempo inunda librerías: la novela negra parece volver a estar de moda.

Y uno de sus daños colaterales, es la pertinaz lluvia de títulos con la que las editoriales ponen a prueba nuestra impermeabilidad.

A veces nos sorprendemos deseando que fuese como ayer cuando esperabamos las novedades como agua de mayo en lugar de recalar entre aguaceros de gotas frías especuladoras.

Pero ¡cuidado! no toda el agua que cae es pura y cristalina.

Y hay que aprender a nadar entre este denso mar de libros para no naufragar en el intento y también para no ir hacia un islote con palmera que no sea más que un espejismo ilusorio.

No hay dinero para comprar todo lo que flota; casi no hay tiempo para leer todo lo que se compra y en medio de la tormenta encontrar la luz del faro salvador no es fácil.
 
Hasta lo que gusta puede acabar cansando si se abusa de ello y la calidad no acompaña.

Además la lluvia viene fuertemente racheada y ahora que estamos en pleno frente norte, claramente nórdico, viene acompañada de frío por lo que sea la época del año que sea, nuestro fondo de armario deber estar convenientemente equipado para dar cumplida respuesta a todas las latitudes: desde una guayabera a un forro polar de doble capa.



Hace años cuando alguien se acostaba con un nórdico o una nórdica, este/a solía ser de piel blanca y ojos azules.
Con el tiempo cuando alguien se acostaba con un nórdico en realidad lo hacía con un edredón.
Y ahora cuando alguien dice que está en la cama con un/a nórdico/a no pregunto para evitar meter la pata, pero apostaría a que se refiere a la compañía de una novela de género de entre las prolijas novedades de estos días.
Y es que en este país el norte siempre nos ha conducido a la infidelidad, y si no vuelvan a ver las pelís de suecas y compruebenlo.
Y con un pie en el círculo glaciar ártico, con tan poca densidad en las poblaciones, y tanto sortear icebergs tenemos miedo de perder el norte por no entenderlo ni conocerlo como es debido.

¡Que alguien curtido en esos mares nos marque el rumbo!.

¡Que alguien nos preste su rosa de los vientos, por favor, por babor, por estribor y por Thor!

Ahora mismo no hay escaparate de librería, ni artículo de prensa, ni monografico, ni concurso, ni festival, ni blog que se precie que no presente, hable, comente o recomiende literatura de género islandesa, noruega, sueca, finlandesa, rusa, danesa...




Un buen marino nos diría que no es aconsejable bogar a contracorriente. Es tiempo de comer ahumados y caviar.

Llamamiento a la calma. Volveremos a tener noticias de cercanías, si las averías no lo impiden. El sur también existe.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Interrobang: fake II

" Según dice el forense, parece que el arma le atravesó la médula, o algo por el estilo, y que si se logra acertar el punto exacto, la muerte sobreviene de un modo fulminante"


La muerte de lord Edgware
Agatha Christie

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Monk

Se nos ha ido Monk, pero siempre nos quedaran las reposiciones.

Monk se ha ido por honestidad (si. Existe, de verdad) en un momento álgido de audiencia. Sus guionistas, directores, productores, cadena de televisión, han decidido acabar con él antes que lo hiciera la repetición y el aburrimiento.

 La frescura y comicidad absurda que quisieron imprimir y lo consiguieron podía acabar en cualquier momento y no esperaron un final doloroso e imprevisto y aplicaron una eutanasia piadosa para con los protagonistas, de forma que sus televidentes siempre los pudieran recordar en plena forma y no agonizando en un rincón de la parrilla televisiva.

Adrián Monk, para quienes no lo conozcan o no hayan sido asiduos, tiene un antes y un después del asesinato de su mujer. Antes, un brillante porvenir como policía en San Francisco, después un incierto futuro provocado por el traumatismo sobrevenido a pérdida de su mujer y al pensamiento de que la explosión en el coche en realidad le buscaba a él.

A partir de este momento pasa tres años encerrado en su casa y el desvarío psicológico lo convierte en un compulsivo obsesivo (TOC) lleno de miedos a todo lo que le rodea, ya sean farolas del alumbrado público o, sobretodo, gérmenes microscópicos y lleno de manías y fobias, por ejemplo a que sus calcetines esten perfectamente ordenados al igual que lo esté la comida que aparece servida en el plato.

Poco a poco consigue afrontar, que no superar, sus adicciones con la ayuda de una enfermera que le hace de asistente, le soluciona todo lo concerniente a la intendencia; de terapeuta, le da confianza ante los retos cotidianos, y de colaboradora, ya que ejerce de ayudante en los casos delictivos que se presta a resolver.

Y es que, efectivamente, no ha perdido para nada su habilidad innata para descifrar enigmas y solucionar misterios y ha accedido a convertirse en detective privado y no duda en echar una mano, siempre en casos enredados, a su antiguo jefe de policía que lo considera una mente brillante. Sus singulares razonamientos le permiten establecer conexiones entre pistas y determinar patrones de conducta que ni tan solo un sistema informático sería capaz de identificar.

Monk es más que un personaje de ficción, es una apuesta por una humanidad sensible y se gana las simpatías dentro de la serie y entre los que la siguen. Detrás de ese aparente autismo hay alguien a quien le importa el sufrimiento que sienten los demás puesto que lo conoce muy bien.

En esta época en que parece que para ser relevante en el género interrobang se necesita inventar criminales supersofisticados y asesinatos de escabrosidad nivel 10 sobre 10, Monk da el contrapunto sin excesos, sin FX, solo con guiones que combinan sabiamente los temas de género interrobang con dosis de comicidad que hacen más accesible el personaje.

Original, entretenida, divertida, tierna..., pruébenlo si no me creen.  Aunque solo sea por culturilla. Y opinen. En comentarios, como siempre.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Interrobang: fake I - El misterio del Tren Azul de Agatha Christie

"Catalina miró fijamente al suelo.
Tenía en la mano una sombrilla de cretona,
con la que trazó algunos signos en la arena."


El misterio del Tren Azul
de Agatha Christie

martes, 23 de noviembre de 2010

Gastronomía de Detectives de Novela Negra

 
Al otro lado del Atlántico norte, los duros comen a destiempo, poco y mal y destilan todo lo que beben, que es mucho y nunca suficiente y además aguan el café.

Al otro lado del Canal de la Mancha, los remilgados creen que comen bien, pero tampoco y beben té a todas horas aunque los más modernos le dan al centeno líquido, entre porridge y pudding.

En este lado del Atlántico, los nortes se tocan. Auroras boreales, noches blancas, y nada de graduación alcoholica que esté por debajo de los 40º.



En el centro se fabrican bigotes de espuma mientras la comida es generosa en cantidad, calorías y colesterol.


Solo al mediodía geográfico, en la zona mediterránea, los Carpantas tienen claras las prioridades y les dan a los ágapes la importancia que les corresponde, eso si, hasta donde les permite su bolsillo, y disfrutan del vino como el nectar de los dioses.


Por el contrario los malos, sean quienes sean, estén en la época que estén y se ubiquen en donde se ubiquen, urbana, rural o insularmente hablando, siempre disfrutan de platos de refinada elaboración, de manjares exquísitos y exclusivos, degustados en mesas impecablemente servidas, con cubertería de oro y copas de cristal musical llenas de bebidas para babear, siempre en ambientes de lujo y confort y siempre en agradable compañía, siempre.

Ya lo ven, en materia gastronómica, no lo duden, pídanse malos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Con sotana y a lo loco

La reciente visita papal no ha traído milagro, para desesperación de sus fansligreses, pero a nosotros nos ha despertado muertos y aunque no sea el caso de Lázaro que va a seguir durmiendo El sueño eterno, habrá que aplicar lo de que no hay mal que por bien no venga.

Nos ha devuelto a la vida a aquellos religiosos y religiosas de ficción que han simultaneado lo de ser siervos del Señor con ejercer de detectives, no como pluriempleo remunerado sino como una extensión del oficio evangelizador. Ya saben que todos los caminos conducen a Roma y los del Señor son inescrutables.

Cara a cara con el malhechor le intentan persuadir de las ventajas del arrepentimiento, de los beneficios de la bondad y el sacrificio, aunque al final la justicia divina ceda siempre antes las leyes humanas, aún no estamos en el cielo, y se le acabe entregando a la policía. Con una mano se denuncia el crimen y con la otra se intenta salvar un alma.

Que Dios dijo hermanos pero no primos.

Como de todo hay en la viña del señor (no confundir con La viña del señor, restaurante teta de novicia barcelonés) el género interrobang no podía obviar a este peculiar tipo de detectives con sotana y aunque muchos fueron los llamados muy pocos son los elegidos que permanecen en la memoria puesto que poco juego ha dado esta sección.

Será que con lo que les ha caído y sigue cayendo sobre el Vaticano, no tienen el horno para torrijas de Santa Teresa y así los tímidos intentos que lograron despuntar tiempo ha, no parece que vayan a tener continuidad. Aunque salga alguien como Pérez Reverte y lo traiga a colación con su novela La piel del tambor.


Sin duda alguna al personaje católico Padre Brown le cabe el honor de ser el primero de la fila. Concebido por Gilbert Keith Chesterton en 1911 está a punto de cumplir cien años y aun sigue dando guerra. Poca, eso si, ¿quién va a preferir hoy en día un cura bajito, rechoncho con cara de luna y que se acompaña de un enorme paraguas negro a juego con la sotana, empeñado en redimir criminales, anarquistas y comunistas, o sea ateos todos, pudiendo elegir las movidas de una anticonvencional, inconformista, iconoclasta, hacker y psicótica Lisbeth Salander?.

Y es que los valores y el Candor del Padre Brown han quedado, hace tiempo, vistos para sentencia.

Ellis Peters lo intentó en 1977 con un monje benedictino del siglo XII, Fray Cadfael con tonsura total, que tiene conocimientos del arte de la espada, fue cruzado antes que fraile, y también de plantas medicinales. A la vuelta de Tierra Santa recala en una abadía galesa donde aplica sus conocimientos mundanos junto con brillantes deducciones para la resolución de cuantos crimenes le salen al paso (que por cierto para la época y el recóndito lugar son bastantes).

Hay quien dice que en él se inspiró, en 1980, Umberto Eco para crear su Guillermo de Baskerville y meterlo de lleno en El nombre de la rosa, novela que sin ser explícitamente del género se ha convertido en toda una institución de culto. Claro que Eco es mucho más que un novelista de género y en eso juega con ventaja para darle al argumento un magnífico entretejido de ciencia, filosofía y humanidades que le dan a su lectura una riqueza suficiente tanto para contentar al lector accidental como al lector más exigente.

Lectores más avezados podrán profundizar en segunda lectura y encontrar el habitual doblez narrativo de Eco viendo intenciones de reinvidicación herética y de análisis sociológico del poderoso papel eclesiástico en la época. Claro que escuchando al actual papa, se podría pensar que la iglesia sigue en aquella época. Y sin escucharlo, también. Si les da pereza leer, vean la película: bien interpretada y bien dirigida. Es mejor que ver una misa en TV2.

Ya en 1987 la televisión se lanza a ganar audiencia con la serie Los misterios del Padre Downing, con guiones originales sin novela que adaptar, en donde un reaprovechado actor, Tom Bosley hace las veces de párroco detective después de haber ejercido en una cadena de la competéncia como sheriff en otra serie de culto Se ha escrito un crimen. Pero como Jessica Fletcher no viste sotana la trataremos en otra ocasión.

El padre Downing es como el padre Brown pero en moderno y en lugar de apoyarse en un redimido ex-delincuente francés, Flambeau, lo hace en la hermana Steve, alter ego de Watson pero con la ventaja de no ser tan mojigata ni britanica como el doctor; la díscola monjita le pone el toque de pimienta a la serie ya que no en vano, antes de su renuncia mundana, ha vivido lo suyo y no tiene reparos en moverse donde fuera y hacer lo que viera, aunque eso signifique en alguna que otra ocasión colgar los hábitos y los preceptos en el perchero.

En general son novelas sencillas que se dejan leer sin gastar neuronas, pruebenlo y verán como no les afecta pero tampoco esperen con ello ganar el cielo.

Uno no puede dejar de pensar que Don Camilo, de detective, lo habría hecho mejor.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Riff blues

Hoy no he desayunado en Tiffany, me quedaba lejos la Quinta Avenida. He desayunado en casa pero con la música de los episodios de TV de la serie Mike Hammer he deambulado por Nueva York.

He salido de Brooklyn con el swing alando mis pies y en un giro en el aire he encestado una lata de cerveza en una oxidada papelera ante los atónitos ojos de jugadores de básquet callejero exasperados por mi negativa a jugar en su equipo.

En la siguiente travesía la batería ha alertado mi sexto sentido lo justo para desviarme y evitar lo que hubiera desencadenado en riña y ya con el viento de la big band a mis espaldas me he puesto a cruzar el puente.

El clarinete ha ido engrandeciendo Manhattan y una vez en el East Side he seguido hasta perderme en un Chinatown engalanado de fiesta.

Mike Hammer puede resultar demasiado excesivo. No digan hard boiled digan Hammer; no digan McCarthy digan Hammer; no digan Hammer, tradúzcanlo, digan Martillo.

Mike se reconoce en cada nota de las melodías. La música lo dibuja con trazos gruesos y bruscos, su sombrero, su gabardina, su perfil con cigarrillo, su gesto duro. En las canciones se pasea por calles solitarias, golpea hígados y barbillas, corre por muelles oscuros y baila a la luz tenue del music hall.

En los solos de trompeta se escuchan los gritos y los lamentos de las víctimas; en los solos de trombón y saxo los gemidos y suspiros de sus momentos cargados de erotismo, y cuando suenan todos al completo, las persecuciones y las peleas, las risas, las frustaciones y los desengaños.

No se sienten  a escucharla; es música para moverse. No es música para oir, si para sentir. Es blues i es jazz. Es visceral. Como Mike. Sobre todo cuando la morena o rubia de turno va más allá de las palabras en su intento de seducción y él sonríe burlón y dice aquello de... tomaré nota.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

Otros rastros

De entusiastas innovadores, o de críticos renovadores del género interrobang, o de iluminados pasados de vueltas, o de divos ávidos de efímera fama, o simplemente impulsadas por originales estrategias de marketing, salen periódicamente novelas que pretenden desmarcarse de sus vecinas de escaparate y de estantes de librería.

El insomnio es un magnífico estimulante para generar nuevas líneas temáticas. Si no ¿cómo explicar la floración de ambientes y personajes, hasta ahora prohibidos, dentro de los parterres que han encauzado tradicionalmente los desarrollos de los argumentos del género?.

Y no es malo; en absoluto. No hay que tener miedo en pisar fuera del sendero. En dejar otros rastros, otras huellas.

Siempre ha habido experimentos, y que no decaiga por favor: la evolución depende de ellos.
Tema para debate es si todos deben ver la luz en forma impresa. Pero es bien sabido que los gustos son como los perineos y que cada uno tiene el suyo por lo que mostremos debido respeto también a estas extravagancias, todo autor tiene su coranzoncito y escribir nunca ha sido fácil, y disfrutemos en la medida que sea posible de sus propuestas.

Y para muestra un mordisco, pruébenlo y sorpréndase que a lo mejor repiten.

En "Ya estamos muertos" de Charlie Huston, el prota es un detective privado vampiro, con un código de honor tan sui generis como el de sus homólogos humanos y que le sirve para llevarse tantos disgustos como ellos, y es que esto es lo que conlleva el oficio.
Su mueble bar, en este caso nevera, no alberga bourbon ni whiskie, sino bolsas repletas de sabroso plasma sanguíneo, ya que ir sirviendose directamente de los humanos está mal visto entre los suyos y uno no sabe nunca que enfermedad puede pillar.
En "Anonymus Rex" de Eric García nos encontramos con que el detective es un dinosaurio, un velociraptor para ser más exactos (la sombre de papá Crichton es alargada) y acaban de contratarlo para resolver el caso de un incendio en un club nocturno, que no es sino la punta del iceberg de algo más siniestro y que tiene que ver con la muerte del que fuera su socio. Y es que los grandes reptiles nunca se extinguieron, solo lo simularon para adaptarse a los nuevos tiempos y aún están entre nosotros.
Vincent Rubio, el raptor, opera en Los Ángeles y su adicción, ¡oh sopresa! es la albahaca...

Un pastor yace en el suelo clavado a una pala, sus ovejas saben que su muerte no ha sido natural ya que las palas no son ninguna enfermedad y también que el culpable no es un lobo ya que ni los más astutos son capaces de clavar palas en los cuerpos de sus víctimas, por lo que se impone la celebración de un consejo con el objetivo de repartir tareas para aclarar el suceso.
Así las ovejas deciden descubrir al asesino de su pastor, bueno donde los haya, y vengar su muerte.
"Las ovejas de Glennkill" de Leonie Swann. No hace falta decir nada más.

"Tormenta" de Jim Butcher nos presenta a Harry Dresden un mago, de verdad, no muy poderoso todo hay que decirlo pero que pone toda su voluntad en ayudar a la policía de Chicago, a través de su enlace la teniente Karrin Murphy, siempre que en la investigación surge algún elemento sobrenatural. En su camino se cruzan descerebrados de todas las especies habidas y por haber.
"Cuando nadie pueda ayudarte, llámame. Estoy en la guía".

 Ustedes también los pueden disfrutrar. Decídanse y ya me contarán.