domingo, 29 de diciembre de 2013

El falso inspector Dew de Peter Lovesey

El falso inspector Dew es una divertida novela policíaca de factura británica, o sea un whodunit en toda la regla, que, en su ubicación, salta de las calles y mercados de Londres a embarcar en un majestuoso trasatlántico.

El falso inspector Dew es falso porque no es inspector y porque no se apellida Dew. Aunque hay un Dew que si existe y que si es inspector de Scotland Yard pero que para su desgracia esta vez no es el protagonista de la historia, como si lo fuera cuando detuvo, también a bordo de un barco, al famoso Doctor Crippen y entró a formar parte de la Historia Policial con mayúsculas.

Recuerden al malvado doctor Hawley Harvey Crippen, el de verdad, pinchando aquí (en inglés y versión extendida con foto)  o aquí (en castellano y versión reducida sin foto). Cosas de la Wikipedia.

Lydia es una reconocida actriz a la que ahora ya no la reconoce nadie, ha pasado tiempo y la guerra desde que actuara por última vez y la edad y las nuevas modas teatrales del 1921 no le ofrecen la posibilidad de relanzar su carrera por lo que decide dar un cambio de aires a su vida en la que incluye su matrimonio con el odontólogo Walter Baranov otrora ilusionista en circos y teatros de segunda.

Walter no comparte la decisión tomada por su esposa y se debate entre la obligación, moral y material, que conlleva su matrimonio y su juramento hipocrático de una profesión que lo fascina, terrible dilema al que no ayuda que últimamente tenga cierta inclinación por la compañía de una joven, Alma Webster, que se cuenta entre sus pacientes.

Otros personajes como el matrimonio formado por Livy y Marjorie Cordell y su hija Bárbara, o el joven Paul Westerfield II e incluso la insumisa Poppy Duke, que se trabaja visitantes en Petticoat Lane bajo la permisividad de los vendedores que la tienen por una Robin Hood femenina, son los protagonistas de esta aventura policiaca.

En sus vidas todos presentan aspectos curiosos e interesantes y transcurren paralelas a este debate interno de Walter entre hacer lo debido o hacer lo querido.

Todos acaban coincidiendo en el majestuoso SS Mauretania de la Compañía Cunard.

El SS Mauretania, comandado por el capitán Arthur Roston que otrora y al mando del Carpathia rescatara más de setecientos supervivientes del Titánic, parte de Europa hacia New York y ya se sabe que en lo que dura una travesía transoceánica hay tiempo para el amor, el desamor, el engaño y el crimen.

Pero solo el último es punible y cuando se produce se encargan las pesquisas al oficial Saxon, voluntarioso y entregado pero falto de experiencia en casos criminales, lo que casualmente induce la participación del inspector Dew. Que como se verá no es inspector ni se llama Dew.

El bar, los salones, el comedor, las cubiertas, las tumbonas, los juegos al aire libre, el baile de disfraces, lugares y motivos para coincidir con otros pasajeros y establecer relaciones transitorias o duraderas, con especial cuidado hacia los Lotarios  por parte de las jóvenes casaderas.

Peter Lovesey ha creado un magnífico juego de enredos con un innegable británico sentido del humor que avanza a velocidad de crucero y que se mece al son de los vientos. Muy recomendable.

En la banda sonora de la novela se puede escuchar:
Knees up
Mother Brown
Auld Lang Syne

Y si tiene pareja puede bailar:
I’m forever blowing bubbles

Post scriptum: sin salir del blog, la reseña de Abracadáver, novela del mismo autor, pinchando aquí

martes, 24 de diciembre de 2013

Las joyas de la Castafiore, Hergé,Tintín y guiño

En el cómic Las joyas de la Castafiore (como se comentaba en un post anterior en este mismo blog), el maestro Hergé nos ofrece una divertida y magnífica aventura doméstica de ribetes policiacos y nos regala un simpático guiño, esa pequeña trama subyacente en segundo plano que tiene vida propia, y que animábamos a descubrir entre quienes lo leyeran.

Fuera misterio, abran el cómic y vayan a la página 9.

Es la página en la que Tintín hace las presentaciones entre la diva del bel canto Bianca Castafiore y el exitoso inventor Silvestre Tornasol.

La diva y sus acompañantes acaban de llegar a Moulinsart y después de saludar (asustar) al pobre capitán Haddock impedido por una desafortunada torcedura de tobillo se mantienen de pie charlando antes de ir a sus habitaciones.

En el momento en que se produce las presentaciones entre Bianca Castafiore y Silvestre Tornasol por parte de Tintín se sucede un surrealista diálogo fruto de mezclar cortesía e ignorancia: Bianca Castafiore se muestra emocionada por conocer a tan magnífico deportista, famoso por sus ascensiones en globo (!) y el sabio, duro de oído y siempre distraído Silvestre Tornasol, se enorgullece de estar ante tan celebrada pintora, famosa por sus retratos de graciosas líneas y audaces colores (!).

Un diálogo sin desperdicio bajo la immutable presencia del hierático pianista Igor Wagner.

Y es precisamente en la viñeta número 2 de esa página 9, en la inclinación de cabeza del profesor Tornasol para mostrar sus respetos besando la mano de la diva cuando se le desprende el alfiler sujetacuellos de su camisa que sale propulsado, como impulsado por un muelle, hacia atrás; detalle solo observado por Tintín (y por los lectores, claro está).




En la viñeta número 4 vemos que Tintín, que ya lo ha recogido del suelo, lo sostiene en su mano derecha y aguarda educadamente, y asolutamente desconcertado, todo hay que decirlo, ante lo que está oyendo de boca de Tornasol, a que la conversación finalice.

En la viñeta siguiente, la número 5, mientras la conversación entre el sabio y la diva ha finalizado y el foco se centra en el capitán Haddock (sorprendido y, todo hay que decirlo, intranquilo por lo que está oyendo), Bianca y su asistenta Irma, vemos al fondo de la imagen comoTintín le devuelve a Tornasol el alfiler y aúnque no podemos oír el diálogo podemos imaginarlo.


Los cuellos de camisa de quita y pon, hoy en desuso, eran frecuentes por su facilidad intercambiable. Se sujetaban por un botón especial en forma de gemelo, de diseño y material noble según el poder adquisitivo de cada cual, introducido en un ojal en su parte posterior (también podían tener un pasador en su parte delantera, este más vistoso al quedar completamente visible).

Un divertido guiño. Un motivo más para seguir disfrutando de Las Aventuras de Tintín y la capacidad imaginativa y visionariamente anticipativa de Hergé.

Feliz Lecturavidad y Feliz Libro Nuevo y que sea de género Interrobang!

Vean el post anterior referencia donde se reseña el cómic pinchando Museo Hergé, Tintín y Las joyas de la Castafiore

Y este otro post donde todo se inicia Bruselas, Ruta del Cómic y La red Madú 

Y para acabar y para los amantes del cómic franco belga, no se pierdan este blog Mis Comics y Más con un post de portada nostálgica de Tintín en navidad.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Navidades trágicas de Agatha Christie

La navidad, para los amantes del género, sin la lectura o relectura de Navidades trágicas, sugerente título de la sugerente novela policial de la sin par Agatha Christie, no sería lo mismo.

Cada año por estas fechas el título Navidades trágicas sale a relucir y quien más quien menos la recomienda y los más avezados la regalan. Loable acción que cuenta con el entusiasmo y aplauso de todos los libreros que suspiran porque actos así de espontáneos se prodiguen sea cual sea la fecha del año elegida.

Navidades trágicas es una novela relativamente corta estructurada en
siete partes y en forma secuencial de almanaque, empieza el 22 de diciembre y finaliza el 28 del mismo mes y transcurre en Gorston Hall, la residencia de la familia Lee, lugar donde el anciano patriarca Simon Lee se dispone a celebrar unas navidades en familia... con sorpresa.

Su enorme fortuna, su edad avanzada, todo se conjuga para que hasta los más reacios a reírle sus gracias se apresten a la celebración. Así la familia al completo y unos invitados sorpresa del viejo se dan cita para celebrar unas fiestas hogareñas en las que, por esta vez y sin saberlo, el asesinato va a ganarle el protagonismo al pudding y al árbol iluminado.


El inefable Hércules Poirot va a ser quien enfrente a la investigación y quien descubra la trama al no dejarse deslumbrar por el brillante barniz de hipocresía honorable con el que estos días la gente cubre su verdadera naturaleza y se esfuerza por aparentar bondad.

Trama que Agatha Christie ha hilvanado, con toda mala intención, con todo tipo de sentimientos enfrentados, intereses egoístas, secretos y rencillas familiares, también amores y desamores, que salen a relucir a poco que se tire del frágil manto navideño de días de paz, amor y felicidad.

Una trama que avanza a un ritmo muy medido: el hecho de transcurrir durante días naturales ayuda a centrar los hechos y los sucesivos descubrimientos.

La autora facilita elementos suficientes para que cada cual vaya construyendo sus propias hipótesis y sorprende y maravilla su habitual capacidad para conseguir que todos parezcan culpables.

Para los que gusten de datos decidles que:
  • esta novela data de 1939
  • que su título original es Hercule Poirot's Christmas
  • que no forma parte de la selección de sus obras mayores pero aún y así está muy bien considerada
  • que secuencialmente es el libro número 35 de la producción literaria policíaca de Agatha Christie
  • y la novela número 26 (las otras 9 hasta 35 son recopilaciones de narraciones cortas)
  • y que es la número 17 de las protagonizadas por Poirot y que en ella no cuenta con la ayuda de Hastings. 

Por último mencionar el hecho de que Agatha Christie la dedica a su cuñado que hace tiempo la regaña diciéndole que se ha vuelto demasiado refinada y reclama más sangre en los argumentos. Y la dama del crimen le ofrece uno con un asesinato a degüello.


Agatha Christie escribe una obra donde el asesinato en habitación cerrada es el protagonista. Todo un clásico que vuelve a casa por Navidad.
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Post scriptum: de la misma autora también la reseña de su primera novela publicada El misterioso caso de Styles




domingo, 15 de diciembre de 2013

Misterio en la Torre Eiffel de Claude Izner

La muerte es al mismo tiempo tan grande como una montaña y tan insignificante como un cabello.

Misterio en la Torre Eiffel transcurre en Junio de 1889. París celebra por tercera vez una Feria Internacional y aprovecha para bautizar mundialmente su imponente Torre Eiffel levantada unos meses antes.

Una feria internacional por aquel entonces es como google ahora: poner a disposición de cualquier visitante información de lejanos, desconocidos y exóticos países; mostrar el funcionamiento de nuevos y revolucionarios inventos; permitir pasear por la historia casi sin moverse de sitio.

Una feria internacional abarrotada por treinta y tres millones de visitantes.

En ese mismo París, en el número 18 de la rue de Saints-Pères, en un amplio edificio se lee un cartel “Elzévir, libros nuevos y de segunda mano”, es la librería regentada por Víctor Legris y Kenji Mori, amigos y asociados, y atendida mayormente por el joven eficiente y entregado y motivado Joseph.

Una serie de muertes se suceden en ese ambiente cosmopolita y de proyección internacional, en ese París que está en boca de todo el mundo y que por ese motivo este tipo de sucesos no es algo que se desee proclamar y si solucionar cuanto antes y con poco ruído.

De ahí que Víctor Legris y el inspector Lecacheur se vean involucrados, por distintos motivos, en una investigación criminal con pocas pistas y unas evidencias desconcertantes. La trama va circunscribiéndose a unos pocos sospechosos aunque la muerte de alguno obligue a reconsiderar hipótesis y recomenzar de nuevo reorientando las pesquisas.

Le Passe-partout es el periódico que se dedica a contravenir los deseos policiales de hacer poco ruido con los hechos, a base de titulares sensacionalistas y llamativos. El periódico lo gestiona un amigo de Víctor que desea su participación en columnas de opinión a la que éste accede lo que le lleva a conocer a Tasha Kherson, una joven emancipada y brillante ilustradora del rotativo, de la que se enamora perdidamente con el recelo que suscita que se encuentre entre su lista de sospechosos.

Liliane Korb y Laurence Lefebre son dos hermanas que escriben bajo el seudónimo de Claude Izner y llevan publicadas mínimo 6 novelas de la serie Los misterios de Victor Legris, siendo este Misterio en la Torre Eiffel su primer caso.

Especializadas en ese ambiente de finales del siglo XIX tienen la facilidad de transmitir las sensaciones callejeras de esa época y de transportar a sus lectores a paseos en landó sobre traqueteantes adoquines.

Empiecen la lectura, o cualquiera de sus despertares cotidianos escuchando En revenant de la revue, melodía que Joseph silba cada mañana al retirar las contraventanas de la librería como marcha motivadora para iniciar la jornada laboral.

Y pueden continuar la audición con Orfeo en los infiernos y si les da hambre pueden relajar la lectura entregándose a una delicatessen gastronómica, si les pierde el dulce:

Le gateaux La Legion d’Honneur

Se trata de unas mini tortas hechas de capas de bizcocho rellenas de crema y con la parte superior cubierta de mazapán caramelizado.


Todo el sabor del París de 1889, en la novela y en el dulce.

martes, 10 de diciembre de 2013

Fargo de Joel y Ethan Coen

Fargo, el magistral film de los hermanos Coen va a convertirse en el 2014 en una serie de televisión, diecisiete años después de su estreno en el cine en 1996.

Esta adaptación para el canal FX sería con rodaje en Canadá y se anuncia como muy fiel a la película. La pregunta surge casi sin pensárselo: ¿era necesario?

Entre lo bueno que tiene el film, que es todo, incluso la presentación de los títulos de crédito, está precisamente su duración: solo 97 minutos. En estos tiempos en que parece querer justificarse el pvp con cantidad (novelas cada vez más abultadas de páginas que no de contenido, películas de más de dos horas con escenas insustanciales alargadas innecesariamente y con la versión del director en su salida en DVD) ¿se puede evolucionar de un film conciso, medido con precisión, hacia una serie de 600 minutos, 10 episodios de 60 minutos, con garantía de calidad?

Conocida es la situación de crisis de las grandes productoras y de como alargan sus éxitos convirtiéndolos en trilogías o canibalizando series de tv o vicerversa, pero estirar Fargo como si fuera una goma elástica puede conllevar el riesgo de que se rompa o se deforme. Creatividad, reto, experimentación con el medio... al parecer incluso en justificaciones ahorran costes.

Claro que también piensan incorporar nuevos personajes y nuevas tramas y subtramas; pero para ello mejor un nuevo guión original y dejar a Fargo que envejezca a su ritmo, ¿no?

Fargo es el título del film que transcurre en Minessota y Dakota del Norte, con un rtimo de acción muy trepidante conseguido admirablemente sin el recurso fácil que supone dar un acelerón por aquí y otro por allá. Su guión es una versión muy libre de unos hechos reales de finales de 1986 que se inician con la desaparición de una hogareña esposa, Helle Crafts, y acaban... muy mal.

Fargo es una película blanca por fuera, manto de nieve y dulce comportamiento familiar de Marge, la embarazadísima policía que lleva a cabo la investigación criminal; y negra, negrísima por dentro: con secuestro, brutales asesinatos e inmisericorde descuartizamiento, todo sin despeinarse.

Todo empieza con las dificultades ecónomicas del gerente de un concesionario de venta de coches usados, Jerry Lundergaard, casado con Jean, y padre de un hijo, Scotty, que decide contratar a un par de ex-convictos, supuestos profesionales, para que secuestren a su mujer y con el dinero del rescate pagarles el trabajo y con lo que sobre poder empezar un negocio propio: la creación de un gran aparcamiento, que se augura próspero e independiente de la tutela de su milonario suegro y jefe actual.

Para su desgracia nada va a salir como estaba previsto y se cumple el axioma pesimista de que si algo empieza mal acaba peor. La torpeza de los delincuentes, que de profesionales no tienen nada: el uno, Gaear, psicópata descerebrado de métodos expeditivos y gatillo fácil y el otro, Carl, teórico cerebro del duo, manojo de nervios e incapaz de controlar los impulsos de su compañero, provoca que la situación degenere en caos.

Empiezan las muertes y los asesinos confían en que estas no se relacionen con el secuestro pero no cuentan con la intuición de Marge y su peculiar forma de llevar una investigación.

Marge
Marge es la xheriff local, una chica de pueblo, con estudios de nivel medio, sensata, honesta, educada e inteligente que no tiene cursillos de Quantico en su currículum pero si grandes dosis de sentido común, practicidad y fijación por los detalles. Con una envidiable capacidad, aún en su estado de más de 8 meses de embarazo, con sus inherentes dolores de espalda, pesadez de piernas, hambre caprichosa y nauseas matutinas, para hacerse cargo de su casa, de su marido y desempeñar su cargo de policía a la perfección.

Cuando Marge se dirige a alguien, ya sea en la conversación que sea, lo hace con cariño y un tono musical que la hace ser la madre que se anuncia; es como si tuviera interiorizada una maestra dirigiendose a niños de poca edad. Lo que acentúa el contraste con su inevitable visión de cadáveres y persecución de violentos, y le da al film el mismo contrapunto que conforma la mezcla de nieve y sangre.

La nieve de Fargo produce el estado de ánimo de paz y sogiego necesarios para estimular el
contraste con la sangre y la violencia. El blanco de la nieve con el rojo de la sangre y con el negro de la violencia. El blanco de la nieve sugiere silencio y cautiva la mirada.

La película mantiene con elegancia el difícil equilibrio entre guión de sangrienta y dura novela negra con el de comedia de humor negro con irrupciones gore sin que el conjunto desmerezca ni se resienta.

La nieve de Fargo inspiró a este blog su nieve perpetua que cae lenta y silenciosamente desde la cabecera en pequeños copos mecidos por una imperceptible brisa

Marge consigue que su sola presencia genere simpatía y sonrisa aún cuando no se ha relajado la piel de gallina de la violenta escena anterior. Suaviza el tono negro del film sin rebajar para nada el nivel de tensión. Algo muy difícil de conseguir.

Rodada de forma fresca y descarada, en un estilo que combina el documental con el cine de autor (los ángulos de los planos son originales y para nada habituales) mantiene una línea de suspense creciente, sin que el film se acelere en ningún momento, que junto con la magnifica interpretación de todos sus protagonistas la han convertido en una cinta de culto. Y merece la reputación.

Inolvidable una vez vista.


Coen Bros.
La ficha técnica de la película se la reparten Ethan y Joel Coen en el guión y dirección; y en los papeles protagonistas están Frances MacDormand (Marge Gunderson), Peter Stormare (Gaear Grimsrud), Steve Buscemi (Carl Showalter), Kristin Rudrud (Jean Lundergaard) y William H. Macy (Jerry Lundergaard); a destacar, por curioso, el cameo de José Feliciano.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Quién mató a Palomino Molero? de Mario Vargas Llosa

¿Qué, Quién mató a Palomino Molero?, a Palomino Molero lo mató el amor.

En Talara, un pueblito de mala muerte es donde fue a morir Palomino Molero, el cholo flaquito de dieciocho años que cantaba boleros con voz de ángel y rasgaba la guitarra como batir de alas.

A Palomino lo mató el amor pero lo destrozaron, ensañándose en su cuerpo y en su alma hasta más allá de lo que nunca se debió, los hombres.

A Palomino lo mató el amor si, pero también el poderío de la piel y la hegemonía de la raza: en esa tierra para un blanco un cholo no vale un chavo.

En el barcito de La Chunga no se habla de otra cosa. Doña Adriana por quien suspira y pierde la razón el Teniente Silva les da a entender como se sienten todos de mal y lo mucho que esperan de la autoridad y la justicia.

El teniente Silva y el guardia Lituma, del cuerpo de la Guardia Civil de Talara, han de resolver el caso del asesinato del cholo Palomino Molero para que no se les solivianten los del pueblo. Todos sospechan que la mano negra viene de la Base Aérea y como que no gustan en el pueblo nadie quiere que se tape al muerto y los culpables se vayan de rositas.

Palomino servía de avionero en la Base Aérea de Talara, a las órdenes del teniente Adolfo Capriata, donde la jurisdicción es de los de dentro y en la que los policías de fuera poco pueden hacer, salvo pedir súplica al coronel Mindreau para que les autorice algunas preguntas. Algo a lo que parece no estar dispuesto; no permite que se cuestione su poderío y autoridad.

Solo con  el tesón y la habilidad del teniente Silva podrán encontrar un resquicio donde investigar pero no saben que la muerte, muerte trae. Y que resolver un asesinato da la satisfacción del deber cumplido pero a veces se paga como si se hubiera cometido un crimen. Y si no que se lo pregunten a Silva y Lituma.

Jijunagrandísimas!

Mario Vargas Llosa escribe Quién mató a Palomino Molero para relatar en ficción lo que de cierto sucedió. Un caso real, silenciado y enterrado para que no haya denuncia. Lo relata precisamente para eso, para denunciar que ni las diferencias raciales ni las desigualdades económicas ni la posesión del poder, pueden decidir sobre la vida humana.

Y lo hace de tal manera que la lírica supera la prosa, consigue que se masque el aire caliente de las zonas del interior y se respire el aire húmedo y salino de la orillas mojadas por el Océano Pacífico. La redacción, llena de diálogos llenos a rebosar de localismos, se sigue con atención e interés como si la novela se escuchará en un programa radiofónico.

Todos recuerdan al cholo silenciando al mundo cuando se ponía a cantar de tan bonito que lo hacía.

Si ustedes entrecierran los ojos y escuchan las canciones preferidas de su repertorio tal vez también consigan entreverlo, tan delgadito, tan etéreo, recortado a luz de los luceros, entonando:

Dos almas
La última noche que pasé contigo
Rayito de Luna
Muñequita linda

Una esplendida novela llena de ternura, amor y muerte. Se la recomiendo.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Las flores de Baudelaire de Gonzalo Garrido

Por el título ya se ve que no estamos ante una lectura ligera. El título menciona a Baudelaire y a su obra más famosa y eso de por si ya es algo a tener en cuenta. Y despierta la curiosidad por ver cual es su relación con la trama. Y a fe que la hay.

Las flores de Baudelaire empieza en mayo de 1917 y la noticia del asesinato trasciende con rapidez y sorprende y aterra por igual. Por ser la víctima quien es, por ser de la familia que es, la todopoderosa familia Krüger, y por perpetrarse en pleno día.

Todo Bilbao no puede evitar sentirse curioso y espantado a la vez y la presión social al cuerpo policial reclamando celeridad en el esclarecimiento genera enormes tensiones al estar éste completamente a disposición del poder político y por tanto sin libertad para actuar como quisiera y debiera. 

El inspector Rincón, un policía íntegro, riguroso, razonable y vocacional, aunque duro y arisco, es la cabeza visible de la investigación y sabe que se juega la suya dependiendo de como esta evolucione.


Son los tiempos del inicio de la fotografía y las placas de 16x12 están empezando a grabar para la posteridad imágenes que ya no roban el alma del fotografiado y que sirven para lucimiento de la clase acomodada que muestra sus ampliaciones enmarcadas en los salones y en los comedores.

Alfredo Maldonado es el protagonista de esta novela narrada en primera persona; es un fotógrafo que regenta una tienda donde realiza sesiones fotográficas, donde vende material fotográfico y también hace las veces de óptica, colabora en elm periódico El Noticiero y es como el fotógrafo oficial de la policía en los hechos en que es requerido.

Joan Carrillo y Mario Gonçalves son sus ayudantes tanto en la tienda, en sus desplazamientos profesionales e incluso en las investigaciones detectivescas circunstanciales que Alfredo gusta llevar a cabo como una continuación lógica a la visión de las fotografías tomadas.

Una vez fotografiado un cadáver, la curiosidad de saber más sobre la víctima y sobre como acabó de esa forma es un acicate para ejercer de detective aficionado, y Alfredo Maldonado pasa de fotógrafo a investigador con la misma rapidez como el líquido revelador saca las imágenes de una placa oscura.

Gonzalo Garrido es el escritor que construye alrededor del asesinato una novela de amplio calado costumbrista con epicentro en ese Bilbao de principios de siglo que nota como su desarrollo industrial se ve favorecido por las comandas que recibe de los países inmersos en la Gran Guerra Europea que deben abastecer con todo tipo de productos tanto a la retaguardia como a las trincheras. Una guerra que debía ser un paseo para alguien y que lleva camino de no acabar nunca.

Pero no todo es prosperidad en los negocios, los bajos sueldos y largas jornadas son semillas que germinan en movimientos sociales y reivindicaciones sindicales, con el telón de fondo que supone el enfrentamiento del sistema anglosajón, defendido por un joven orador llamado Azaña, frente al germánico.

Gastón Marcos, amigo del fotógrafo Alfredo, es quien está leyendo Las flores del mal de Baudelaire y es la única vez que se menciona esta obra en la novela aparte del título por lo que cualquiera podría pensar que no se trata más que un McGuffin.

Nada más lejos de la realidad: el contenido de ambas obras tiene concomitancia; claro que la novela de Garrido es deudora de la de Baudelaire por su edición posterior, pero el poeta maldito estaría encantado de esta adaptación a prosa narrativa en clave de novela negra de sus pensamientos poéticos.

Les fleurs du mal, es de esas obras que se estudiaban en clase de francés y no en la de literatura, ya que encajaba mejor con la practica de la dicción y se ahorraban la traducción de unos textos que en este país y por aquella época despertaban recelo y rechazo por sus acepciones.

Les fleurs du mal es un poemario de contenido claro y redundante: es una crítica a la sociedad, al mundo injusto y miserable y al hombre que no sabe escapar de la trampa que supone el vicio y es una lucha tan desesperada como inocua por encontrar salidas dignas sin encontrar otra que la muerte.

Tanto Baudelaire como Garrido emplean para la forma y estilo un discurso clasicista pero de contenido absolutamente romántico. Es por amor que Alfredo Maldonado se involucra de ese modo en la investigación.

Baudelaire define al hombre como un ser malévolo por naturaleza y en el asesinato de la novela es bien patente esta condición por la elección de la víctima y por el método empleado. Habla de que los errores se pagan y en la novela se traduce por leal actuación de un secretario que paga casi con la pérdida de la razón el error de defender una legalidad en el peor momento y ocasión.

Denuncia el asco que produce el vicio y concibe al arte como la única forma de redención: Alfredo Maldonado fotografía la muerte, la desolación pero la aísla de su realidad al concebirlo como una colección de fotografías artísticas para ver lo que quiere y no lo que es.

Relata un intento de huída del sufrimiento y del dolor por las calles de París y cuanto se asemeja con lo que esta sufriendo la señora Krüger, parisina de nacimiento y por la que pasa por la cabeza abandonar Bilbao y regresar a su ciudad natal, en un intento de huída de lo que está padeciendo.

Cuando cita el vino como el medio que Dios ha puesto en manos de los hombres para ahogar sus penas no podemos dejar de ver al señor Krüger como uno de sus más devotos y entregados practicantes.

Gonzalo Garrido ha homenajeado a Baudelaire, versionando en formato de novela negra su obra capital con gracia y con agradecimiento. A nosotros nos sobra con haber disfrutado de su lectura.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Smoke City de Benjamin Carré y Mathieu Mariolle

Smoke City es un cómic en dos tomos, dos partes separadas claramente por el enfoque argumental de cada una que configuran una sola narración.

En la primera todo un alarde de género policial clásico y en la segunda aporte de fantasía sobrenatural que sorprende por lo inesperado de su irrupción y despista en su comprensión precisando de una segunda y minuciosa relectura para apreciar toda su magnificencia.

El primer álbum salió en 2007 y el segundo tardaría bastante, hasta el 2011, y es ya el momento de comentar esta grandiosa obra que ha dibujado Benjamin Carré sobre un guión de él mismo y de Mathieu Mariolle.

Tras unos años desperdigados por una traición, una banda de ladrones de guante blanco es convencida por un poderoso cliente para volverse a reunir y perpetrar un robo perfecto en un importante museo, en la ciudad de Smoke City “fascinante ciudad donde, de tanta oscuridad, la misma sombra se vuelve luz”.

Y Carmen es la encargada de volver a componer la banda, tarea que no resulta nada fácil y que requiere gran parte del primer tomo. Lo que demuestra que el viaje, y su disfrute, empiezan en la salida y en su recorrido y que no hay que esperar a llegar al destino.

Y aunque ni el punto de salida del argumento ni el mismo, ni la selección ni presentación de los personajes sea muy original, el conjunto de todo no se queda en tópico y se crece a medida que pasan las viñetas y el resultado da más que la suma de los elementos.


Vivimos las situaciones y sentimos las sensaciones sin caer en guiños artificiosos y esto nos sumerge de lleno en la historia que tiene todo lo que hay que tener pero sin hacerlo previsible: femme fatale, policías corruptos, samuráis, enemigos poderosos y un protagonista, Cole, (¿no veis en él a Michael Madsen?) que arrastra sus sentimientos confrontados entre efluvios de alcohol y humo de cigarrillos mientras decide su futuro.

El inicio ya apunta maneras de cine negro de años cuarenta con voz en off del protagonista: “Había que reconocerlo. Montamos un buen follón y ahora íbamos a tener que repararlo. ¿Cómo llegamos a eso?, para entenderlo debo empezar desde el principio, hace apenas dos semanas, la tarde en que volví a encontrarme a Carmen…”

Benjamin Carré lo ha construido a imagen y semejanza del clásico cine negro pero en color, el cómic se muestra en un estilo de dibujo a medio camino entre lo fotográfico y lo etéreo propio de los bocetos con interesante tratamiento del color, aunque el exceso de difuminado pueda acabar pareciendo incapacidad en el trazo.

Hay valentía en arriesgar con los encuadres como refuerzo de imágenes silenciosas para que hablen por si mismas. Hay maestría en los edificios, muebles, enseres y exteriores; más que cuando representa movimiento, rostros y sobre todo cuando dibuja manos, que precisan de más atención.

El guión de Mathieu Mariolle sobre un argumento a medias con Benjamin Carré es demoledor y los protagonistas encarnan las habilidades imprescindibles para componer una banda de maestros, y ni falta ni sobra ninguno de acuerdo al código más toópico posible pero aún y así resultan carismáticos y muy interesantes.

Las imágenes eclipsan por momentos la parte argumental, más compleja, pero no así los diálogos que no dicen lo obvio y lo fácil sino que las voces resultan inteligentes y casi se aprecian los matices y las inflexiones de los tonos de los diferentes protagonistas.


Hay persecución policial, hay habilidad informática, hay traición, hay artes marciales, hay honor, hay pasión, hay componenda sobrenatural y hay viñetas sencillamente maravillosas. No deben perdérselo. Es una obra de cómic que merece especial atención y en cada relectura se aprecian nuevos detalles del dibujo y del argumento.

Atrévanse: van sobre seguro.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Una verdad delicada de John le Carré

No es que John le Carré haya vuelto, es que no se había ido. Con la sorprendente noticia del espionaje sufrido por mandatarios europeos por los servicios de inteligencia americanos se demuestra que ni el autor John le Carre ni la temática de su literatura pasarán nunca de moda. Mientras haya gobiernos siempre habrá novelas de espías.

Novelas, como Una verdad delicada, que se alimentan de los entresijos ministeriales, de asuntos secretos tratados en consulados y embajadas, de reuniones clandestinas en horas intempestivas en despachos cerrados y con las cámaras de seguridad desactivadas...

Paul Anderson, es el nombre en clave de un veterano miembro del Foreign Office sin experiencia en trabajos de campo, casado y con una hija ya mayor, doctora en medicina, elegido para desplazarse a Gibraltar e intervenir en la misión Fauna junto con Ben, un militar galés de honor y patriotismo incuestionable. Se trata de una acción relámpago sobre un objetivo terrorista.

Toby Bell, el joven e inquieto asistente de Fergus Quinn, un subsecretario trepa y sin escrúpulos, se sorprende descubriendo hechos, nunca revelados públicamente, de misiones que habiéndose realizado nunca han existido. Su sentido del deber, su ambición personal, su prometedora carrera e incluso su vida van a estar en jaque según que decisiones tome a partir de ese conocimiento.

Tres años después la casualidad y el azar ponen encima la mesa una sopera llena de dudas sazonadas con sospechas y cocinadas con hechos. Y al removerse la sopa, los pedazos sólidos que reposaban inertes y silenciosos en el fondo, suben a la superficie, como cadáveres liberados de sobrepeso.

Una verdad delicada es una novela con secretos de Estado. Con silencios. Con intereses corporativos y con intereses particulares. Con personas honestas y con un sentido de la ética y de la dignidad por encima de cualquier otro interés y también con gente peligrosa que no dudará en emplearse a fondo con tal de no perder ni un ápice de su poder ni de su posicionamiento social.

El eterno conflicto entre la ética y el poder. Dilema moral cuando la verdad no admite término medio. La novela se presenta como el enfrentamiento de David contra Goliat: ¿con bíblico resultado o no?

No puedo decir más: quedo obligado a guardar silencio de por vida atendiendo a la Ley de Secretos Oficiales.

John le Carré (de verdadero nombre David John Moore Cornwell) más actual que nunca, agudo, irónico, que juega con estereotipos para crear unos personajes que resultan más reales que si lo fueran ¿y quién sabe si no lo son?, presenta una novela contemporánea con los mismos temas que nos deleitara al empezar a publicar allá en 1961, pero adaptándolos a los nuevos vientos.

El veterano escritor plantea un tema clásico con la soltura que confieren las tablas, y a partir de un planteamiento, a priori simple, carga su tinta con balas para lanzar una crítica feroz contra cualquier poder establecido que aún se cree habilitado con patente de corso para perpetrar todo tipo de amonestables acciones amparándose en que tienen como fin el bien de la nación, vean si no en la novela la descripción de la Operación Furia Urgente.

Y no todo es ficción, solo hay que leer las comunicaciones de WikiLeaks y más recientemente las filtradas por el ex-agente de la CIA Edward Snowden, ahora amparado en Moscú para darnos cuenta de quien mueve los hilos.

Y es que el espionaje será un tema clásico, pero nos llena de inquietud.



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Bangkok 8 de John Burdett y Ensalada de papaya pok pok

Bangkok 8 es la primera novela de un total, hasta ahora, de cinco de una serie que presentan al detective de policia Sonchai Jitpleecheep como protagonista.

La capital Bangkok, en especial su Barrio Rojo, y localidades de los alrededores son los lugares por donde transcurre la trama que tiene como eje central la investigación de la muerte de forma harto terrorífica de William Bradley un sargento de la marina estadounidense adscrito a la embajada; un negro alto y fuerte como una columna, a quien los detectives de la policia del distrito 8 de Bangkok, Sonchai Jitpleecheep y su compañero Pichai Apiradee, estaban siguiendo. De ahí que, para acabar el trabajo, Sonchai sea el encargado de esclarecer lo sucedido y ver que hay tras esa muerte.

Sonchai es un mestizo, hijo de un farang, probablemente militar estadounidense ya que no sabe nada de él, y de una tailandesa. Pero además de su condición racial que lo hace distinto, y por haber acompañado a su madre en diversos viajes ha adquirido una cultura y un conocimiento de idiomas que le hace destacar aún más entre los otros agentes. Y el adquirido modo occidental de ir al grano en los asuntos y no dar mil y un rodeos tampoco favorece su popularidad en el cuerpo.

Aúnque también es posible que influya su distinción étnica: su altura, muy superior a la media étnica local, su nariz aguileña y su pelo color paja.

Y también lo hace peculiar el hecho de practicar constantemente el arte de la meditación, visualizar reencarnaciones (la suya más anterior la ha ubicado en Egipto), ser integro y no aceptar sobornos, algo tan natural como respirar en su oficio (cada policia es un recolector que abastece el sistema financiero estructurado como una industria moderna), lo que lo acerca a un ser arhat: alguien que trasciende para realizarse espiritualmente.

La novela adereza la investigación con reflexiones conceptuales sobre las diferencias de pensamiento y obra entre occidente y oriente. Sobre como el dharma explica que todo es transitorio y por tanto no tiene sentido aferrarse a nada material, ni tan solo la a propia vida. Y sobre como el karma tiene su razón y su evolución en las reencarnaciones.

Sobre como conciben los tailandeses la vida y la muerte, su espiritualidad, sus creencias religiosas, sus prácticas de meditación, sus reencarnaciones, su sentido del humor y sobretodo su sentido del placer. Son ante todo hedonistas. Y como no podía ser de otra manera, el placer se capta por los sentidos, y por supuesto el cuerpo y el sexo son medios aptos para conseguirlo, así su percepción de la prostitución es como de un oficio cualquiera y para el que no todos son aptos.

La práctica lucrativa del sexo se ve como un empleo bien remunerado que requiere poco esfuerzo y que no solo beneficia económicamente a quien lo realiza sino también a la comunidad por redundar en beneficios sociales y en la enorme cantidad de divisas que genera.

El sexo es algo agradable, natural, divertido, necesario y gratificante, y si encima se puede ganar dinero con ello ¿por qué renunciar?

Muchos de los visitantes, millones de turistas, que acuden cada año a Tailandia y a su capital Bangkok (Krung Thep en idioma nativo) acaban respondiendo a la llamada imperiosa del sexo de alguno de los modos en que se presenta.

El desorden del pensamiento occidental, su confusión sobre lo ético, su sentido religioso del pecado y la moralidad castradora de inclinaciones naturales, derivan a buscar placer con servicios inusuales, acciones sádicas o masoquistas, y sobre todo sodomitas, es algo que se convierte en objeto de debate a lo largo de la novela. Los tailandeses consideran enfermiza esa forma de vida. Algunas de esas reflexiones son particularmente interesantes aunque en su mayoría no vengan al caso, al caso policial, y nunca mejor dicho.

Y así entre prostitutas y transexuales, sadomasoquismo y seducción, entre marchantes de arte, sobre todo de jade antiguo, y exportadores ilegales, entre corrupción y droga, y meditación, mucha meditación, el caso policial avanza sinuoso y lento como una serpiente adormecida, puesto que la presencia amenazante del karma negativo ayuda a calmar el ansia incontrolada.

La novela de este escritor, John Burdett, que vivió y trabajó en Hong Kong como abogado hasta que decidió centrarse como novelista, es como un compendio turístico y social de Tailandia ya que trata de caricaturismo localista, antropología, sociología (de como se elaboran, deciden y bendicen los apellidos por ejemplo), sexología y budismo. Incluso de la depresión de los cocodrilos y como tratarla.

Si precisan algún otro elemento además de la lectura para imbuirse de lleno en el país pueden acompañarse de la ingesta de un ensalada de papaya, como la que toman Sonchai y su jefe, el coronel Vikorn, en el Princess Club, y refrescarse la boca y el paladar con tragos de cerveza Kloster (un buen acompañamiento para los chiles) que hacen que cada trago después de un bocado, dicen, sea como ingerir lava fresca.

Ensalada de Papaya Pok Pokmezcla oriental de dulce, salado y picante y de aromas y sabores dispares; despierta el apetito y hace segregar suficiente jugo gástrico para anticipar los platos posteriores.

Ingredientes para 4 personas (los chiles van al gusto):

450 gr. de papaya que no esté muy madura
3 dientes de ajo picados
3 chiles tailandeses verdes (prik khee noo)
2 tomates, cortados en gajos
1/2 taza de judías verdes cocidas, cortadas en longitudes de 5 cm
2 cucharadas de salsa de anchoas o de camarones desecados.
1/2 cucharadita de salsa tailandesa de pescado
1 cucharada de cacahuetes tostados y picados
2 cucharadas de de jugo de limón
1 cucharada de azúcar moreno

Preparación:

1. Machacar el ajo, los chiles y la salsa de anchoas o los camarones secos con un mortero (el pok pok al golpear es el sobrenombre que recibe la ensalada, ya que se prepara al momento e incluso en chiringuitos de la calle y el sonido acompaña a los transeúntes en todo momento).

2. Pelar la papaya y enjuagar para eliminar su ácido natural. Abrirla por la mitad, extraer con una cuchara las semillas, y cortar el fruto en juliana fina.

Coloque la papaya en un recipiente y añada la mezcla de ajo, chile y camarones secos y mezcle. A continuación, añada el jugo de limón, el azúcar y la salsa de pescado y de nuevo mezcle bien.

3. Coloque los tomates, cacahuetes en un bol grande y agregue por encima la mezcla de papaya anterior y revuelva.

Fácil y rápida: ya puede disfrutar de su experiencia tailandesa: lectura y comida.

Sepan que esta ensalada es solo el entrante de una exuberante comida disfrutada por nuestros protagonistas que se completa con:  sopa tom-yun picante, pollo estofado con salsa de ostras, lubina frita son salsa de chiles y paté de pescado, sapo crudo con cebolletas y chiles y por último caracoles grandes cocinados en su jugo. Para todo acompañamiento arroz blanco, que tanto sirve como pan (haciendo bolitas para mojar en las salsas) como para dar reposo a las papilas gustativas que parecen fuego vivo que se intentara apagar rociando con gasolina encendida.

Waia